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Extrasímil

Excelencia, arte y diseño gráfico
Entrevista a Raymond Vézina por Mónica Zacarías Najjar

Raymond Vézina, de nacionalidad canadiense, estudió una maestría y un doctorado en Historia del Arte en la Universidad de París, Francia, y se ha especializado en la historia del diseño gráfico.

Ha sido profesor de Historia del Arte y de la evolución internacional del diseño gráfico en la Universidad de Laval, Québec y la Universidad de Québec en Montreal, respectivamente;  curador de colecciones artísticas y de diseño gráfico de los archivos nacionales de Canadá. Fundador y director de RACAR (Canadian Art Periodical/Revué d’art canadienne) y director del Programa de Diseño Gráfico en la Universidad de Québec en Montreal, Canadá.

¿Cómo entiende actualmente el concepto de arte?

El contenido semántico de la palabra arte es a la vez más preciso y se adapta rápidamente según la evolución social. Es más preciso porque se aplica solamente a las personas y a las obras que pertenecen a una de las artes establecidas desde siglos: arquitectura, pintura, escultura, teatro, danza, música, etcétera.

En este contexto, la palabra arte no se aplica en cuanto a la calidad de desempeño, sino a una profesión específica, y a los productos de los profesionales que trabajan en este campo Una pintura es siempre una obra de arte, aun si es mala, regular o excelente. Por otra parte, la palabra arte ha cambiado mucho según la evolución de las diversas sociedades.

En el mundo occidental, antes de las guerras mundiales, las artes en general solo contemplaban la belleza. Existieron excepciones, tales como las gárgolas, los capiteles medievales, Bosch y Goya; en estos casos, siempre se habló de “maravillosas fealdades”. Después de las grandes guerras, surgen movimientos como el Dadaísmo, el Pop Art, el Bád Art, el Arte Cinético, el Neo-Expresionismo y otros en los cuales la belleza no es como antes, un objetivo perseguido por los artistas.

Esta nueva orientación de las artes se refleja en el nombre que han tomado las escuelas de arte. En el campo visual, por ejemplo, la expresión, Bellas Artes, rápidamente fue sustituida en las universidades europeas y norteamericanas por la de Artes Visuales.

Nuevas formas de creación han venido desarrollándose con la fotografía y el cine. Nuevas técnicas han enriquecido el campo tradicional de muchas de las manifestaciones artísticas: la animación en el cine; nuevos materiales para pintores y escultores, uso de la luz como producto base, uso del aire para obras de gran tamaño que flotan, el “Land Art”, el “Landscape Art”, el arte sideral, la infografía, etcétera.

Por lo tanto, para la generación nacida después de las guerras, la palabra arte no puede referirse a lo bello, ni a lo perfecto, puesto que el arte actual no considera estas categorías como necesarias. Por otro lado, es seguro que la mentalidad y el lenguaje popular evolucionen mucho más lentamente que las corrientes artísticas de vanguardia. De esta manera, se puede utilizar, todavía, la palabra arte como sinónimo de perfecto, cuando uno quiere situarse en el terreno de la cultura popular.

 ¿Cómo se aplica lo anterior al diseño gráfico?

El diseño gráfico, antes de las dos guerras, no tenía vida propia. Este se desarrollaba, generalmente, dentro de las diversas tareas de la imprenta: tipografía, carteles con imágenes y tipografía, o simplemente tipográficos.

Debido a la prueba que dieron los carteles de propaganda, como medios masivos de comunicación que invitaban a los jóvenes a enrolarse en el ejército, se fue desarrollando el diseño gráfico fuera de las imprentas. Así, se abrieron oficinas que ofrecían a sus clientes imágenes capaces de mover al público hacia la compra de productos, o contra los abusos que perjudican la salud y la seguridad; como a su vez para frecuentar las instituciones de enseñanza o de esparcimiento cultural. 

Puesto que se trata de obras visuales, se produjo durante algunos años un poco de confusión, entre lo que se llamaba “arte tradicional” y lo que se llamó en los años cincuenta, “arte comercial”. Los franceses tomaron la palabra, graphiste, y los estadounidenses las palabras, graphic designer. En Quebec, por ejemplo, se toma en general el término, designer graphique. En América Latina se utiliza, “diseñador gráfico”. 

Actualmente, esta profesión es totalmente autónoma, como lo es el cine y la fotografía, y está al lado de las artes tradicionales. Entonces, si uno dice que un cartel es una obra de arte, estamos hablando desde la cultura popular, en donde arte es sinónimo de excelencia. Si se habla de una manera más crítica, se diría que un cartel se sitúa a un nivel utilitario si comunica el mensaje que el cliente quiere dar a un público determinado: una película que se exhibe en un cine y fecha determinados; un candidato para tal posición en el gobierno; la necesidad de visitar al dentista cada seis meses para el cuidado de los dientes, etc. Si, además, el cartel tiene originalidad por el uso de colores, de formas o de un concepto sobresaliente en la manera de representar una idea a través de la imagen y el texto, el cartel se eleva en una escala de calidad visual. Entonces se diría que es un cartel regular o excelente, pero nunca un buen cartel se convierte en una obra de arte.

Entonces, ¿dónde es que los diseñadores gráficos pueden buscar el reconocimiento a la calidad de sus creaciones?

No deben buscar el reconocimiento en los museos tradicionales de arte ni en las asociaciones de pintores, arquitectos, grabadores, actores, músicos o cantantes. Cada vez hay más y más asociaciones nacionales e internacionales especializadas como lo es ICOGRADA (International Council of Graphic Design Associations), exposiciones y bienales. Tomemos en cuenta la Bienal de México, la cual es de las más importantes en el mundo del cartel. Existen también museos del diseño, entre los cuales se puede mencionar el de Willanov en Polonia; el de la Universidad Musashino; el de Toyama, en el Japón o el de Lahti en Finlandia. 

Cada año se publican más y más catálogos, libros y artículos, donde la calidad del diseño gráfico se discute y se celebra. 

Por lo tanto, ¿le parece abusivo utilizar la palabra arte para calificar un cartel como excelente?

Definitivamente. Claro que se puede hacer si el crítico toma la precaución de advertir a su público del uso popular que él hace de esta palabra. Puesto que el diseño gráfico es todavía una profesión nueva y debido a, que poca. La gente se dedica a estudiar cuidadosamente los aspectos teóricos que diferencian las artes tradicionales de los nuevos modos de expresión visual, me parece más prudente el uso de un lenguaje mucho más crítico y preciso. La arquitectura es arquitectura mala o excelente; el cine es cine malo o excelente; la pintura es pintura mala o excelente, por lo tanto, el diseño gráfico es también malo o excelente. Así, cada campo artístico, al igual que los campos científicos o técnicos tienen su propia especificidad, su vocabulario y sus niveles de calidad. En este contexto crítico, un peluquero es un peluquero, aun si es considerado la flor y nata de su profesión.

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