Flashback
CONCURSOS MANIPULADOS, ¿RACISMO INTELECTUAL?
En 1970, una de las editoriales pioneras en publicar libros sobre diseño, la ABC Verlag de Suiza, editaba uno de los libros sobre simbología más importantes que hasta la fecha se había publicado, bajo el título Signet, Signal, Symbol, escrito por uno de los teóricos del diseño gráfico contemporáneo, Walter Diethelm. El análisis minucioso del lenguaje pictográfico está tratado con un orden generoso sobre cada material y al final nos muestra cómo se organiza un concurso.
Desde luego lo primero es la convocatoria, que puede ser abierta o sólo para los especialistas en cuestión de símbolos. Asimismo, se publican las reglas que tendrá el concurso (además de las especificaciones técnicas, de formato, fecha de entrega y premio económico a los tres primeros lugares), entre las cuales destacan que podrán participar aquellos grafistas que estén afiliados a las diferentes agrupaciones de diseño. Este libro nos muestra, como ejemplo, el concurso para el símbolo del Banco Suizo y cómo se fueron seleccionando los mejores trabajos hasta llegar a la selección de los tres primeros símbolos.
Es muy importante insistir en lo que representa la comunidad de diseñadores gráficos en países donde el diseño forma parte de la cultura y por lo cual existe el respeto hacia el trabajo de los grafistas. Todo esto lo traemos a colación por las tan frecuentes malas experiencias que continuamente se presentan en México.
Resulta que, a principios de año, una dependencia convocó a varios diseñadores para hacer la imagen de su institución. Esta institución cayó en el error de engañar a los grafistas al no decir que este trabajo sería sometido a concurso. Los grafistas trabajaron con un margen de dos semanas, invirtiendo tiempo y material ya que, se suponía, era un trabajo real. Al momento de entregar el trabajo, desde luego, no hubo respuesta, esta se dio días después diciendo que se había seleccionado el trabajo de otro grafista.
No se vale que este tipo de engaños se sigan presentando. En primer lugar porque estas cosas se prestan para pensar en la manipulación manifiesta, para favorecer algún proyecto encargado previamente a terceras personas y se utilicen otros trabajos con menos margen de tiempo que servirán para cubrir el requisito burocrático de selección y así asignarle los votos al trabajo pedido con toda la anticipación. Desde luego, los diseños solicitados con dos semanas de plazo estarán en desventaja. Pero es todavía más evidente el favoritismo cuando uno de estos trabajos, hecho en solamente dos semanas, resulta ser el mejor, y aun así, escogen el trabajo pedido con mucha anticipación.
Es muy importante, de hoy en adelante, siempre preguntar a las instituciones antes de hacer un trabajo, si éste va a ser sometido a concurso o no y si es así, ¿qué agrupación de diseño va a avalar el concurso? Así como los suizos organizan sus concursos con toda transparencia, es así también como los grafistas mexicanos debemos agruparnos para no seguir siendo objeto de burla por parte de algunas instituciones. ¿O qué? ¿Se trata de una especie de racismo intelectual? [sic]
Manipulated contests, intellectual racism?
In 1970, one of the pioneer editorials to publish design books, the ABC Verlag in Switzerland, was editing one of the most important symbology books so far, titled Signet, Signal, Symbol, written by one of the Swiss theorists of contemporary design, Walter Diethelm. The thorough analysis of pictographic language is treated with a generous order about each material and, at the end, it shows us how a contest is organized.
Of course, it starts with a call, which can be open or for symbol specialists only. Also, the contest rules are published (as well as the technical and format specifications, deadline, and economic prize for the first three places), where they highlight that graphic artists who are members of the different design groups will be able to participate. By way of example, this book shows us the contest for the Swiss Bank symbol, and how they selected the best works until they reached the first three symbols.
Insisting on what the community of graphic designers represent in countries where design is part of their culture and that it is the reason respect for graphic artists’ work exists is very important. We bring all this up due to the very frequent bad experiences that are constantly presented in Mexico.
Turns out that, at the beginning of this year, an agency opened a call for designers to make the image of their institution. This institution made the mistake of not telling the graphic artists that their work would be submitted to a contest. The artists worked within a two-week time frame, investing materials and time since, supposedly, this was a real job. Of course, when they turned their work in, there was no answer; it came until some days later when they said another artist’s work had been selected.
It is not fair that this kind of deception is still present. First, because these situations may seem like evident tampering to favor a project previously commissioned to a third party and to use other work with a shorter time frame for fulfilling a bureaucratic selection requirement, giving then the votes to the pre-requested order. Of course, the designs requested two weeks in advance are at a disadvantage. But bias is even more evident when one of these works, made in only two weeks, turns out to be the best one and the pre-requested work still gets chosen.
From now on, it is very important to ask institutions if your work is going to be submitted to a contest or not before doing anything; and, if so, what design group will be endorsing the contest? Just like they do their contests transparently in Switzerland, Mexican graphic artists should gather together to stop being some institutions’ laughing stock, or, is this some kind of intellectual racism? [sic]